De Giorgio Trucchi | Rel UITA
Las elecciones del pasado domingo para renovar el Parlamento Europeo mandan algunas señales inequívocas: el aumento del abstencionismo y la desafección de la gente hacia la política tradicional y el avance del conservadurismo belicista y el ultranacionalismo.
De acuerdo con los datos oficiales, el Partido Popular Europeo (PPE), de tendencia conservadora, se posiciona nuevamente como primera fuerza, con unos 50 escaños más que la alianza progresista de Socialistas y Demócratas (S&D).
A pesar de la estrepitosa caída de consenso –más de 20 escaños menos–, los liberales de Renew —alianza encabezada por el partido del presidente francés Emmanuel Macron— se mantienen como tercera fuerza.
Todo apunta que las tres fuerzas políticas “moderadas” retendrán la mayoría absoluta, apoyando un nuevo mandato de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea y renovando aquellas políticas neoliberales, belicistas y abiertamente atlantistas, que han caracterizado su mandato.
Si bien no tendrá mayor incidencia en las coaliciones que determinarán los equilibrios de poder en el próximo Parlamento Europeo, no podemos ignorar el avance de las fuerzas ultranacionalistas, muchas de ellas reunidas en los grupos Conservadores y Reformistas (ECR) y en Identidad y Democracia (ID).
En especial, en Francia, Alemania y Austria, estas fuerzas ultraconservadoras han desplazado, en términos de votos, a las oficialistas.
En Francia, Agrupación Nacional —que dirige Marine Le Pen— se impuso como primer partido, obteniendo el doble de votos que la alianza del presidente Macron, quien decidió disolver la Asamblea y convocar a elecciones legislativas anticipadas.
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se convirtió en el segundo partido del país, superando al Partido Socialdemócrata del actual jefe de gobierno Olaf Scholz.
En Austria, el ultranacionalista y xenófobo Partido de la Libertad (FPÖ) se apuntó la victoria, mientras que, en Bélgica, el partido antiinmigración Vlaams Belang se posicionó como segunda fuerza del país, doblando en votos al partido del primer ministro Alexander De Croo, quien presentó su renuncia.
En Italia, el partido de ultraderecha de la primera ministra Giorgia Meloni se confirma como primera fuerza política.
“La avanzada de la derecha identitaria se da en un contexto de fuerte debilidad de algunos gobiernos europeos, cabalgando la crisis económica que sacude el continente”, dijo a La Rel el periodista italiano Andrea Cegna.
“Por un lado hay un fracaso evidente de las recetas económicas, políticas y sociales de las fuerzas que gobiernan, por el otro, hay un capital que, ante la progresiva ampliación de la brecha social, necesita para sus intereses de gobiernos cada vez más autoritarios”, agregó.
Elecciones de “viejos”
Las elecciones del domingo fueron marcadas, una vez más, por el creciente abstencionismo, que alcanzó casi el 50 por ciento.
“Hay desconfianza en la política tradicional. Hay una evidente desafección en el sistema representativo y en gobiernos que no resuelven los problemas de la gente. En especial, los jóvenes viven la política como algo distante, se sienten ajenos a esta realidad y a estas disputas”, manifestó Cegna.
Algo que, asegura el periodista colaborador de diferentes medios nacionales e internacionales, es manejado y aprovechado por el capital.
“Cuanto más se pueden controlar los flujos de votos, más se puede influenciar el títere que va a manejar la maquina económica europea”, advirtió.
Ilaria y Mimmo
Ante un escenario tan complejo y desalentador vale la pena mencionar el inesperado resultado alcanzado en Italia por la Alianza Verdes e Izquierda (AVS).
Además de obtener casi el 7 por ciento de votos y elegir a seis parlamentarios, tuvo la osadía de presentar como candidatos a la activista antifascista Ilaria Salis y al exalcalde Domenico “Mimmo” Lucano.
Salis lleva 15 meses de encarcelamiento en Hungría, tras ser acusada por, supuestamente, atacar a manifestantes de extrema derecha durante una movilización neonazi. La maestra y activista siempre rechazó dichos cargos.
Obtuvo más de 170 mil votos y deberá ser puesta en libertad en cuanto se ratifique su nueva condición de eurodiputada.
Lucano, exalcalde del municipio de Riace, Calabria, se destacó por sus políticas de acogida e integración de los migrantes.
Por defender los derechos de los más desprotegidos, fue condenado en primera instancia a 13 años de prisión por un sinnúmero de supuestos delitos relacionados con la “migración ilegal”.
Después de una larga batalla legal y más de un año pasado en el exilio, Lucano fue totalmente rehabilitado por un tribunal de apelación.
El domingo pasado logró una doble victoria, quedando electo tanto como europarlamentario, como, por cuarta vez, alcalde de Riace.
“Es el momento de ser claros, de decir sin titubeos qué mundo queremos, de exigir una gramática política diferente. Y en parte es lo que se ha intentado hacer con estas candidaturas. Una decisión valiente y de ruptura que ahora habrá que ver si podrá o no condicionar el debate político”, concluyó Cegna.
Fuente: Rel UITA