Por Giorgio Trucchi | LINyM
El Programa ecuménico de acompañamiento en Palestina (Peapi), junto a numerosas organizaciones sociales y académicas latinoamericanas, organizaron un webinar con Francesca Albanese, Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados.
Durante la actividad, la jurista internacional y académica italiana presentó su último informe “Anatomía de un genocidio”, en el cual evidencia claramente que existen motivos razonables para afirmar que Israel está cometiendo el crimen de genocidio.
Asimismo, insta a la comunidad internacional a intervenir de inmediato para poner fin a este crimen y hacer responsables a los perpetradores.
Una espiral de violencia extrema
“Palestina está envuelta en una espiral de violencia extrema. Estos últimos siete meses, el ritmo y la intensidad con que esta violencia, que parece imparable, estalló en Gaza se ha extendido al resto del territorio ocupado, confirmando que ningún palestino está a salvo bajo el control militar de Israel”, advirtió Albanese.
La Relatora Especial de la ONU expresó profunda preocupación por la situación catastrófica que vive Gaza, tras el inicio del que considera el “ataque más atroz contra el pueblo palestino”.
“La sociedad palestina en su conjunto ha sido blanco de ataques. En la primera semana del asalto militar contra Gaza, el ejército israelí mató a un promedio de 250 palestinos diariamente, usando un arsenal apocalíptico en uno de los lugares más densamente poblados de la tierra”, denunció Albanese.
“Se utilizaron 25 mil toneladas de explosivos, equivalentes a dos bombas nucleares, municiones no guiadas y cientos de artefactos de dos mil libras cada una para arrasar barrios enteros”, agregó.
Arrasando con la vida en Gaza
Después de unas semanas – continuó la jurista internacional – la ofensiva terrestre cambió el patrón, pero no la escala de destrucción. En menos de siete meses, Israel ha destruido Gaza, borrando o dañando gravemente casi toda la infraestructura civil, las tierras agrícolas, la mayoría de viviendas e instalaciones sanitarias, la infraestructura de telecomunicaciones, todas las universidades e instalaciones educativas, mezquitas y lugares de culto.
Albanese explicó que, con la ofensiva terrestre, el número de bajas pareció reducirse, sin embargo, se registró un aumento del nivel de atrocidades cometidas por Israel.
Se dispararon las desapariciones masivas, las detenciones arbitrarias, la tortura generalizada y sistemática, los tratos inhumanos. Este horror fue sumándose a la experiencia de muerte y perdidas interminables.
“La gente, desesperada, tuvo que buscar entre los escombros con sus propias manos. Muchos no han podido enterrar a sus seres queridos. Además, en las dos primeras semanas, Israel no permitió la entrada de ayuda humanitaria.
Sucesivamente – prosiguió – impuso restricciones extremas a alimentos, electricidad, medicamentos y combustible. Esta política deliberada del ejército israelí ha provocado una inseguridad alimentaria grave, rápida y sostenida en toda la población”.
La potencia ocupante también ha socavado a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, por su sigla en inglés), el principal sustento de Gaza.
“Un número cada vez mayor de palestinos mueren de hambre y de bombas. Y está ocurriendo en este preciso momento, mientras hablamos, en Rafah. Las cicatrices colectivas de los que van a sobrevivir seguramente durarán generaciones”, dijo conmocionada Albanese.
Es genocidio
Continuando con su presentación, la Relatora Especial dijo no tener duda alguna de que Israel está perpetrando un genocidio en la Franja de Gaza.
“En mi informe he concluido que hay motivos razonables para creer que se ha alcanzado el umbral que indica la comisión de delito de genocidio contra los palestinos como grupo en Gaza.
Concretamente – explicó – Israel ha cometido tres actos de genocidio con la intención requerida: matar a miembros del grupo, causar daños físicos o mentales graves a miembros del grupo, infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física, total o parcial”.
Para la jurista y académica, estos actos de genocidio están motivados por un vehemente discurso anti palestino, que describe a todo el pueblo como un enemigo que debe ser erradicado o expulsado por la fuerza.
“Esta retórica ha sido radicalizada en todos los segmentos de la sociedad israelí. El hecho de que altos cargos israelíes, con autoridad de mando, pidieran a sus soldados que aniquilaran a la población de Gaza constituye una prueba irrefutable de incitación explícita y pública a cometer genocidio”, aseveró Albanese.
En el intento de legitimar la violencia y justificar una guerra de aniquilación contra el pueblo palestino – manifestó – dirigentes ejecutivos y militares, los mismos soldados, han distorsionado intencionalmente las normas fundamentales del derecho internacional humanitario.
Lo que Israel ha implementado es una política estatal de violencia destructiva y eliminadora.
“No podemos apartar la mirada”
“Las políticas genocidas, el aumento de las restricciones, los abusos, las detenciones arbitrarias, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales por parte de soldados israelíes, están poniendo en peligro, de forma extrema, la existencia del pueblo palestino en sus tierras o en lo que queda de ellas”.
En este sentido, la atención de la comunidad internacional debe centrarse en las consecuencias más problemáticas, entre otras, la limpieza étnica que se está llevando a cabo. La comunidad internacional debe hacer todo lo que esté a su alcance para impedirla.
Por el hecho de haber incumplido sistemáticamente sus obligaciones internacionales, Israel debe ser objeto de “sanciones inmediatas e incondicionales”.
Lamentablemente esto no está ocurriendo. Por el contrario, lo que hay es un apoyo decidido, sutil y velado a la acción militar de Israel.
“Sorprendentemente, en lugar de detener su impulso, una minoría de poderosos Estados miembros (de la ONU) sigue garantizando apoyo militar, económico y político a la atrocidad que está cometiendo Israel, agravando de esta manera la devastación.
La historia de este mundo – continuó Albanese – nos enseña que el genocidio es un proceso, no es un acto único y la historia del colonialismo se compone de ideologías y actos genocidas”.
Según ella, el gen del proceso genocida se encuentra como determinante en el colonialismo. Siempre comienza con la deshumanización de un grupo y la negación de su humanidad y termina con su destrucción total o en parte.
“La deshumanización de los palestinos como grupo es la seña distintiva de su historia de limpieza étnica, desposesión y apartheid. En este sentido, el genocidio en Gaza es la etapa más extrema de un largo proceso colonial de eliminación de los palestinos.
Durante más de 76 años, este proceso ha marginado a este pueblo, aplastando sus derechos inalienables, intentando desplazarlo, expropiando sus tierras y otros recursos. La amnesia colonial de nosotros en occidente ha condonado el proyecto colonial de Israel”, apuntó la jurista.
Ante esta situación ya no es posible mirar para otro lado.
“El mundo ve ahora el amargo fruto de la impunidad concedida a Israel. Es una tragedia anunciada. Cuando la intención genocida es tan conspicua y ostentosa, como lo es en Gaza, no podemos apartar la mirada. Tenemos que hacer frente al genocidio, prevenirlo y castigarlo”.
En este contexto, Albanese pidió a la comunidad internacional cumplir con sus obligaciones, imponiendo un embargo de armas y sanciones a Israel.
“Si no lo hacen, es nuestra responsabilidad como persona solicitar que cumplan con ellos. En este sentido, tanto en el sur global como en el norte se puede hacer muchísimo.
Los jóvenes se están movilizando, hay que fortalecer las alianzas entre actores comprometidos con la defensa de los derechos humanos y la justicia global.
También hay que seguir generando conciencia sobre las causas y las consecuencias de este genocidio, desafiando la narrativa dominante, promoviendo una comprensión más completa de la realidad geopolítica”, concluyó.