11 noviembre 2025

Elecciones en Honduras: lo que está en juego

Activista social analiza la coyuntura preelectoral del país centroamericano


Por Giorgio Trucchi | Pressenza

 

Faltando menos de tres semanas a la cita electoral, en Honduras miden fuerzas dos proyectos con visiones diametralmente opuestas: el primero anclado a un pasado reciente que hundió en la miseria a millones de hondureños y hondureñas, puso en venta el país y saqueó las arcas públicas; el otro que pretende dar continuidad a los avances alcanzados durante el gobierno de Xiomara Castro y el partido Libertad y Refundación (Libre).

 

Un proceso electoral complicado, que se desarrolla en un ambiente muy tenso, donde la memoria del golpe cívico-militar de Estado de 2009 sigue viva, así como la de los años de represión, persecución, judicialización, encarcelamientos y asesinatos que caracterizaron a los gobiernos neoliberales continuadores de la crisis institucional.

 

Después de la denuncia hecha por el consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE), Marlon Ochoa, sobre un plan orquestado desde la oposición para boicotear y desestabilizar el proceso electoral del próximo 30 de noviembre, sobre el cual sigue investigando el Ministerio Público, el mismo Ochoa advirtió sobre el fracaso del simulacro del Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).

 

Según el consejero electoral, de 4,362 actas transmitidas, solamente 1,556 llegaron a destino, es decir el 35.7%. Asimismo, de 1,340 dispositivos biométricos desplegados, solamente 317 se conectaron (23.7%).


 “Falló la conectividad satelital y falló uno de los canales de transmisión de las actas desde los centros de votación”, señala Ochoa a través de las redes sociales.

 

“A 20 días de las elecciones, no existen garantías para un TREP transparente. Eso constituye una prueba más de que existe una conspiración contra el proceso electoral, orquestado desde el propio seno del órgano electoral”, sentencia el consejero.

 

Ese mismo día, miles de militantes del tradicional Partido Nacional (PNH) se movilizaron por la capital exigiendo elecciones libres y transparentes, y acusando al gobernante Libre y a su candidata presidencial Rixi Moncada, de querer estropear el proceso electoral.

 

Para orientarnos y desenvolvernos en esta coyuntura tan compleja y polarizada, hablamos con Luis Méndez, activista social, poeta y cineasta hondureño.

 

“Venimos de procesos electorales, como los del 2013 y 2017, donde la derecha de este país, esa misma que en 2009 dio un golpe de Estado y se apropió de instituciones e instrumentos políticos-administrativos, cometió fraude para mantenerse en el poder”, recordó Méndez.

 

Con la victoria contundente de Xiomara Castro y el partido Libertad y Refundación en 2021, explica el analista, hubo un avance significativo en cuanto a la administración de lo público y la ruptura del bipartidismo tradicional en las instituciones.

 

“Esta avanzada de Libre – continúa – ha representado una sacudida para las élites económicas, políticas y religiosas, y es por eso que estas fuerzas van a hacer todo lo posible para que no vuelva a gobernar”.

 

Lo que estamos viendo, agrega Méndez, es una ofensiva brutal para deslegitimar cualquier avance logrado en estos cuatro años.

 

“Nos enfrentamos a la vieja política tradicional, aliada del injerencismo estadounidense, de las grandes corporaciones, de las capas empresariales apegadas al guión neoliberal, al proyecto de despojo y de descuartizamiento de lo público”, aseguró.

 

Un lobo camuflado

 

Las de Honduras son elecciones donde también están en juego intereses estratégicos y geopolíticos. Tanto el movimiento de resistencia, como Libre representan un obstáculo para estos intereses.

 

“Las posiciones asumidas públicamente por el gobierno hondureño sobre temas muy sensibles para Washington, como por ejemplo las responsabilidades de Israel en el genocidio del pueblo palestino o la denuncia de agresiones, sanciones y bloqueos contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, han tensionado las relaciones”, manifiesta el activista social.

 

Para él, no se puede sacar las elecciones de Honduras de un contexto regional, donde las fuertes tensiones que se han generado entre Estados Unidos, Colombia y Venezuela, unido a la fuerte presencia militar estadounidense en el Caribe, están exacerbando los ánimos.

 

“Que Libre siga gobernando es un retroceso para las finalidades geoestratégicas de dominación de Estados Unidos en América Latina. De alguna manera, esto lo vamos a ver reflejado en las elecciones. No olvidemos el uso amañado de ‘observadores electorales’ en otros procesos”, advirtió.

 

Campaña de odio

 

Otra herramienta empleada por las oposiciones es el despliegue de campañas de odio y desprestigio a través del aparato mediático en manos de grandes grupos corporativos de comunicación, esos mismos que jugaron un papel determinante en el golpe contra el expresidente Manuel Zelaya.

 

“Hay un intento de construir una narrativa para deslegitimar tanto el trabajo del gobierno, como el mismo partido Libre, diciendo que son más de lo mismo y que hasta son peores que los gobiernos del pasado”, manifiesta Méndez.

 

“Sin embargo – asegura – nada tiene que ver este gobierno con lo que fue la narcodictadura y la estructura criminal que durante 12 años se adueñó de Honduras”.

 

Para el analista, ocultar los avances logrados por el gobierno de Xiomara Castro u obviar que la participación ciudadana ha vuelto a tener sentido desde la política estatal, también son parte de la campaña.

 

“Ha habido contradicciones, se podía avanzar más y en lo que se refiere a tierra, territorios, bienes comunes y exigencias desde los pueblos seguramente hay atrasos.

 

Sin embargo, estamos en una fase transitoria y no podemos olvidar las condiciones en que este gobierno encontró el país y las arcas públicas, los obstáculos que tuvo que enfrentar, ni la estructura político-económica criminal que sigue teniendo el poder. Algo que no se puede cambiar en tan sólo cuatro años”, explicó Méndez.

 

Ya finalizando, el activista social recordó que en Honduras hay una disputa entre dos proyectos: el neoliberal, de despojo y privatización de lo público, y el de la lucha emancipatoria del pueblo y la defensa de lo público.

 

“La derecha, aunque se presente como víctima, es la que apunta al caos y a que las elecciones no se lleven a cabo. Pretende imponer, en la conciencia colectiva, una matriz mediática de que el culpable es Libre.

 

Sin embargo – concluyó – estoy confiado de que estén dadas las condiciones para que se pueda seguir con el proyecto de cambio impulsado por Xiomara Castro”.


Fuente: Pressenza