Un aniversario más en un nuevo contexto sociopolítico
Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
La noche del 2 de marzo de hace seis años, el mundo fue sacudido por manos y mentes asesinas. Luego despertó más frio y solitario, como siempre pasa cuando se apaga una estrella, cuando el sol es tapado por nubes cargadas.
El asesinato de la dirigente indígena y luchadora social Berta Cáceres marcó un parteaguas en Honduras. Los oligarcas asesinos, la mafia institucionalizada, subieron la parada al pueblo en resistencia en los territorios y mandaron un mensaje tenebroso: a partir de hoy nadie es intocable.
Pero se equivocaron. La lucha no paró, más bien se intensificó a lo largo y ancho del país y a nivel internacional. Fueron muchos los compañeros y compañeras que cayeron bajo las balas asesinas o las manos corruptas de fiscales y jueces tarifados.
Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
La noche del 2 de marzo de hace seis años, el mundo fue sacudido por manos y mentes asesinas. Luego despertó más frio y solitario, como siempre pasa cuando se apaga una estrella, cuando el sol es tapado por nubes cargadas.
El asesinato de la dirigente indígena y luchadora social Berta Cáceres marcó un parteaguas en Honduras. Los oligarcas asesinos, la mafia institucionalizada, subieron la parada al pueblo en resistencia en los territorios y mandaron un mensaje tenebroso: a partir de hoy nadie es intocable.
Pero se equivocaron. La lucha no paró, más bien se intensificó a lo largo y ancho del país y a nivel internacional. Fueron muchos los compañeros y compañeras que cayeron bajo las balas asesinas o las manos corruptas de fiscales y jueces tarifados.
Si algo aprendí del pueblo hondureño es que la
dignidad va más allá y no tiene precio. La defensa tenaz de derechos,
territorios y bienes comunes, unida al fervor popular por un cambio real
y radical, pudieron más.
El voto de 2017 – brutalmente aplastado en las calles – y el de 2021 asumieron la semblanza de plebiscitos. El pueblo hondureño se volcó a las urnas y votó contra los opresores, los corruptos, los asesinos, aquellos que hundieron al país en la miseria, la violencia y la desesperanza.
Berta está aquí
Este sexto aniversario de la siembra de Berta, que volvió hecha millones y que acompaña las luchas de los pueblos del mundo, se enmarca en un nuevo contexto de país que, si bien en condiciones muy difíciles, genera expectativas y esperanzas.
Después de la liberación de los ocho defensores del agua y la vida de Guapinol y de otros presos políticos, la prohibición de la minería a cielo abierto y el inicio de una moratoria minera, la derogación de leyes nefastas que amparaban a corruptos y promovían impunidad, urge avanzar en la Causa Berta.
El próximo 4 de abril, se llevará a cabo la lectura de sentencia en contra de David Castillo, ex presidente de la empresa Desarrollos Energéticos SA (DESA), titular del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, contra el cual lucharon esforzadamente Berta y el Copinh[1].
En julio del año pasado, Castillo fue declarado culpable como coautor del asesinato de Berta Cáceres, es decir que fungió de enlace entre los autores materiales del delito y los mandantes que orquestaron y financiaron el crimen.
La familia de Berta y el Copinh exigen avanzar en la investigación, captura y castigo para los autores intelectuales. Sólo de esta manera habrá justicia integral, que incluye verdad, reparación y no repetición.
La promesa de “justicia para Berta” formulada por la presidenta Xiomara Castro durante su discurso de investidura el pasado 27 de enero genera esperanza, aunque esto signifique chocar de frente con los intereses de los poderes fácticos del país y desmontar un sistema institucionalizado corrupto e impune.
Vamos por los mandantes
Durante el acto por el sexto aniversario de la siembra de Berta, donde también se conmemoró la trascendencia a otro plano espiritual de Pascualita Vásquez, madre y guía espiritual del pueblo Lenca, el Copinh dio a conocer su posicionamiento[2].
Exige la captura y enjuiciamiento de los autores intelectuales, la cancelación de la concesión sobre el río Gualcarque y el reconocimiento del título ancestral comunitario de la comunidad de Río Blanco.
También pide el enjuiciamiento de los funcionarios públicos y fuerzas de seguridad del Estado que dieron persecución a Berta y el Copinh, así como la investigación de los actos de corrupción por parte de bancos relacionados con el proyecto hidroeléctrico.
El voto de 2017 – brutalmente aplastado en las calles – y el de 2021 asumieron la semblanza de plebiscitos. El pueblo hondureño se volcó a las urnas y votó contra los opresores, los corruptos, los asesinos, aquellos que hundieron al país en la miseria, la violencia y la desesperanza.
Berta está aquí
Este sexto aniversario de la siembra de Berta, que volvió hecha millones y que acompaña las luchas de los pueblos del mundo, se enmarca en un nuevo contexto de país que, si bien en condiciones muy difíciles, genera expectativas y esperanzas.
Después de la liberación de los ocho defensores del agua y la vida de Guapinol y de otros presos políticos, la prohibición de la minería a cielo abierto y el inicio de una moratoria minera, la derogación de leyes nefastas que amparaban a corruptos y promovían impunidad, urge avanzar en la Causa Berta.
El próximo 4 de abril, se llevará a cabo la lectura de sentencia en contra de David Castillo, ex presidente de la empresa Desarrollos Energéticos SA (DESA), titular del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, contra el cual lucharon esforzadamente Berta y el Copinh[1].
En julio del año pasado, Castillo fue declarado culpable como coautor del asesinato de Berta Cáceres, es decir que fungió de enlace entre los autores materiales del delito y los mandantes que orquestaron y financiaron el crimen.
La familia de Berta y el Copinh exigen avanzar en la investigación, captura y castigo para los autores intelectuales. Sólo de esta manera habrá justicia integral, que incluye verdad, reparación y no repetición.
La promesa de “justicia para Berta” formulada por la presidenta Xiomara Castro durante su discurso de investidura el pasado 27 de enero genera esperanza, aunque esto signifique chocar de frente con los intereses de los poderes fácticos del país y desmontar un sistema institucionalizado corrupto e impune.
Vamos por los mandantes
Durante el acto por el sexto aniversario de la siembra de Berta, donde también se conmemoró la trascendencia a otro plano espiritual de Pascualita Vásquez, madre y guía espiritual del pueblo Lenca, el Copinh dio a conocer su posicionamiento[2].
Exige la captura y enjuiciamiento de los autores intelectuales, la cancelación de la concesión sobre el río Gualcarque y el reconocimiento del título ancestral comunitario de la comunidad de Río Blanco.
También pide el enjuiciamiento de los funcionarios públicos y fuerzas de seguridad del Estado que dieron persecución a Berta y el Copinh, así como la investigación de los actos de corrupción por parte de bancos relacionados con el proyecto hidroeléctrico.
Finalmente, solicita la refundación del
sistema de justicia y la creación de una mesa integrada por víctimas,
gobierno, ministerio público, con el acompañamiento de Naciones Unidas y
expertos internacionales independientes, para la investigación, litigio
y sanción de todos los delitos relacionados con el asesinato y la
imposición de Agua Zarca.
Notas
[1] Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras
[2] https://copinh.org/2022/03/ comunicado-a-6-anos-del- crimen-no-hay-tregua-en-la- lucha-por-la-justicia/
[2] https://copinh.org/2022/03/
Fuente: Rel UITA