Mucho se ha hecho, mucho queda por hacer
por Giorgio Trucchi | LINyM
Este 27 de enero se cumplieron dos años de la toma de posesión de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro. Por la ocasión, el Partido Libertad y Refundación, que hunde sus raíces en la lucha de resistencia contra el golpe de estado de 2009, convocó a sus bases a movilizarse por las calles de Tegucigalpa.
La convocatoria, que tuvo una importante respuesta ciudadana, tenía un doble objetivo: mostrar un respaldo contundente y masivo a la presidenta y mandar una señal clara al Bloque de Oposición Ciudadana (BOC): en Honduras no se va a permitir otro golpe, ni maniobras ilegales que entorpezcan el proceso de cambio iniciado en 2022 y la regularidad del próximo proceso electoral (2025).
Dos años sumamente difíciles, durante los cuales el bloque opositor, que integran los partidos tradicionales (PLH y PNH) y el PSH del designado presidencial (una especie de vicepresidente) y ex aliado Salvador Nasralla, no escatimó esfuerzos para boicotear la acción de gobierno.
Una oposición firmemente anclada en la protección de los intereses de los grupos de poder fáctico y sus prebendas, y volcada a defender aquel aparato estatal que les ha garantizado impunidad durante más de doce años.