Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
Largas y agotantes jornadas laborales, salarios paupérrimos, salud ocupacional deficiente e inadecuada, destrucción de viviendas y hostigamiento sindical son algunas de las graves problemáticas que afectan a trabajadores y trabajadoras de las plantaciones bananeras, propiedad de las grandes corporaciones fruteras transnacionales, como es el caso de Chiquita Brands en Costa Rica.
Un modelo agroindustrial y agroexportador socialmente injusto y ambientalmente destructivo, que basa su actividad en la explotación de mano de obra barata, en su mayoría indígena y migrante.
Fuente: Rel UITA